La dama del teatro, una prolífica actriz en todos los medios: Parmenia Silva

Parmenia Elena Benita Silva Garcini nació el 18 de agosto de 1911, hace 113 años, hija de Oscar Silva Muñoz y del Canto; en su Camagüey natal se inició como actriz de teatro, lo que desarrollaría al llegar a La Habana en la década de 1950, donde actuó en importantes puestas, a citar entre ellas, del llamado “teatro del absurdo” del rumano Eugene Ionesco, La soprano calva (1957) y Las sillas (1959), obra por la que una asociación de cronistas de espectáculos la seleccionó ya antaño como “Mejor Actriz de Teatro del Año 1959”.

Desde entonces, llegó a caracterizarse por trabajar en todos los medios, usualmente en trascendentes obras de notable impacto y resultados incluso a nivel internacional, de muy significativos autores, y con directores y elencos de altísimo nivel harto demostrado.

En televisión también desplegó una destacada labor como “actriz de carácter” desde fines de esa década de 1950 en los más relevantes espacios dramáticos de la pequeña pantalla: Mamá, y Tele-teatro. Entre otras, se recuerda actuando con Lydia Triana en la clásica Mesas separadas (1965; obra del británico Terence Rattigan, 1954, sobre los problemas que relacionan a los huéspedes de un hotel), dirigida por Roberto Garriga en el espacio Teatro Icr. Años después, la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) le otorgaría Mención en concurso de Actuación interpretando La Madre, del ruso Maxim Gorki sobre una luchadora contra el zarismo (1907), ahora bajo la dirección de Loly Buján.

Debutó en el cine filmando Cuba Baila (1960, de Julio García Espinosa), Yerma (1964, dirigida por Amaury Pérez García, adaptación del clásico homónimo del andaluz Federico García Lorca, y que fue la primera película concebida para la televisión cubana); Por última vez (1974; película de Jorge Ramón González); Una mujer, un hombre, una ciudad… (1978, bajo la dirección de Manuel Octavio Gómez); Retrato de Teresa (1979, dirigida por Pastor Vega); y alcanzó mayor relevancia de sus personajes en los repartos, desde 1984 cuando trabajó en Una casa colonial, dirigida por Miguel Torres, adaptación cinematográfica para la televisión sobre el original de Nicolás Dorr; y en Habanera, también de Pastor Vega; así como en Un señor muy viejo con unas alas enormes (1988, del argentino Fernando Birri en Cuba fundando la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, en la entonces provincia La Habana) y Alicia en el pueblo de maravillas (1990), de Daniel Díaz Torres.

Pero también en la radio fue una prolífica actriz, medio en el que se desempeñó triunfal haciendo mucho radioteatro y sobre todo, en la novela radial. A la tan reconocida y laureada Caridad Martínez González, Premio Nacional de Radio 2008, tantos años después, le afloran de inmediato sus innumerables anécdotas vinculadas con Parmenia Silva, que mucho actuó en sus dramatizados y con otros tantos directores.

Así por ejemplo, recuerda sus actuaciones en casi todo lo que escribía María Caridad González, que tanto escribió para La novela cubana, aunque Parmenia es igualmente muy recordada trabajando en las novelas extranjeras radiadas en Cuba; y en Aventuras, como lo fue a fines del año 1973 Duelo al sol, a partir de la novela homónima del neoyorkino Niven Busch (1944), el mismo guionista en 1946 de El cartero siempre llama dos veces y que había sido nominado al Premio Oscar en 1938 por En el viejo Chicago.

Sobre esa novela y buscando repetir el éxito de Lo que el viento se llevó (1939) y relanzar la carrera de su esposa Jennifer Jones, King Vidor dirigió su película de igual nombre en 1946 con Gregory Peck, Joseph Cotten, Lionel Barrymore y otros, entre los que la Jones sería nominada al Premio Oscar como actriz principal, y como actriz de reparto, Lillian Gish; era una suerte de “oeste” de romance estadounidense entre indios y colonizadores, acerca de una mujer que ha perdido a su padre ajusticiado y va a vivir a Texas con parientes lejanos que la acogen, pero debe enfrentar la hostilidad del Senador patriarca y la lujuria del benjamín.

En esta adaptación radial cubana de Duelo al sol entre las aventuras del año 1973, Parmenia fue dirigida por Marta Jiménez Oropesa, y compartió el reparto con inmensos de nuestra escena, como Aurora Pita, Julio Alberto Casanova, Raúl Castellanos, Raúl Selis e Ignacio Valdés Sigler.

También la dirigió Gilberto Enríquez cuando ella actuó en numerosas ocasiones para su espacio de tema histórico Así se forjó la Patria, y Abelardo Rodríguez Antes, entonces esposo de la profesora Orieta Cordeiro González-Ferregut, quien trabajaba como asesora y ganaría en 2019 el Premio Nacional de Radio; eran los talentos entre los que Parmenia se desenvolvía en Radio Progreso, con el prestigio y éxito que ya atesoraba y la distinguía desde sus inicios teatrales: no en balde, en noviembre de 1983, Carmona López publica en la revista Mujeres (La Habana, 10-1) un artículo con el sugestivo título de “Parmenia Silva: esta dama del teatro”.

Memorable éxito recuerda Caridad Martínez cuando en la versión radial de Sol de Batey, Parmenia interpretó una clásica villana: Doña Teresa, por la que obtuvo Mención Especial de Actuación en aquellos concursos que a la sazón (hacia el año 1978), aún germinaban a lo que se ha desarrollado y reconocido hoy como los Premios Caracol de la Uneac; obra que en el mismo certamen, el Premio de Actuación fue otorgado a Marta Velazco quien, ya entonces con más de 50 años, logró convencer encarnando por radio a la joven honesta y patriótica Charito.

Mejor dimensión de aquel trabajo alcanzamos cuando recordamos que ya en 1944, la matancera Dora Alonso había ganado el Premio Nacional de Novela, y hablamos ahora de Sol de Batey, su clásica novela que ya se había radiado en 1950 cuando la Alonso la aportó como radionovela, ratificándose una y otra vez hasta la actualidad, como una de sus más importantes obras, y como telenovela la dirigiría Roberto Garriga en 1985 catalogada como drama romance, con aquellos personajes interpretados ahora por Verónica Lynn como la Doña Teresa con la que antaño había impresionado tanto Parmenia, y Susana Pérez como la Charito… ratificándose una y otra vez en el tiempo y hasta el ciberespacio en lo más profundo y emotivo del imaginario y el alma del pueblo cubano.

Asimismo, Cary Martínez rememora que Parnenia iba a interpretar a la abuela en la adaptación radial de Cuando la sangre se parece al fuego, segunda novela del habanero Manuel Cofiño Löpez, sobre los cambios sociales en Cuba durante la Revolución a la que se incorpora un hombre desde la marginalidad y la religión, pero que finalmente no pudo interpretar por un compromiso que había contraído con la televisión y con el Instituto Cubano de Artes e Industria Cinematográficos (Icaic; se deduce que se trataba de Retrato de Teresa) para el que ya le habían hecho prueba de vestuario y todos los demás preparativos, y en esta radial fue sustituida por Antonia Valdés, quien luego interpretaría otra abuela en cine: la de Cecilia, de Humberto Solás (1980).

Por tanto, Parmenia Silva había logrado una sólida y fecunda obra como su más caro aporte al patrimonio del pueblo cubano y a su memoria histórica desde las más diversas artes mediáticas, cuando falleció el 22 de marzo de 1996 en La Habana, ya con sus 85 años de edad.

Radio Cubana

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